LA CLASE ES COSA DE TRES

La educación educativa, así como las clases, o el tiempo que pasan los alumnos en un centro educativo influye y es cosa de tres: profesorado, alumnado y familiares. Siempre tienen que ir de la mano estos tres agentes socializadores, sobretodo para la mejora de la calidad de vida del alumnado.
La inclusión de las familias en el centro educativo no solo debe reducirse a informar sobre las actividades que los estudiantes realizan en horario escolar o a hacer consultas con el Consejo Escolar, o simplemente de tener reuniones con el profesorado para saber como se desenvuelve su hijo en el aula, así como los aprendizajes académicos obtenidos. Todo debe ir más allá.
Según el estudio Includ-Ed 2006, "existen tres modelos de participación de las familias en clase que son los que realmente mejoran los resultados académicos: participación evaluativa, en la que los padres pueden participar en la evaluación de sus hijos (algo que ya se aplica en países como Francia); participación decisoria, que permite que las familias puedan decidir algunos contenidos o incluso proponer metodologías; y finalmente la participación educativa, considerada la más recomendable estudio y la que mayores mejoras puede aportar al sistema educativo."
Pienso que también sería interesante que los familiares participen en clase junto a sus hijos, al menos una vez cada x tiempo. Incluir a las familias en el aula implica una dosis de motivación extra para cualquier estudiante, y que bien gestionada puede ser duradera a lo largo de todo el curso escolar, siempre que las familias sean partícipes.
Creo que pueden existir diversas propuestas para promover la participación de las familias en clase, pero por ejemplo, se podría llevar a cabo un taller. Un taller semanal de alguna de las asignaturas (matemáticas...) junto con los padres, en el que niños, familias y docentes aprenden metodologías y formas de afrontar las competencias en esta materia. Aquí los padres mostrarían interés en los estudios de sus hijos. Para que esta colaboración y participación de las familias en clase se pueda producir debería de haber compatibilidad con los horarios de trabajo, o también posibilidad de realizar videoconferencias o recurrir a la grabación de un vídeo , que los padres graben una explicación y que luego se pueda visionar en el aula, se involucren y sean partícipes en alguna ocasión. Consiguiendo así clases más entretenidas. Y su vez, temas de conversación en casa, sobre lo aprendido en clase. Siempre y cuando los padres están interesados en la inclusión y fomentación con el centro educativo. Siendo el objetivo principal, la mejora del alumnado.
Son los profesores, además, los que deben buscar distintas alternativas, acordes a las características del grupo, y proponer a las familias su inclusión dentro del colegio, hacerles partícipes, invitarles a que sean los agentes activos de la educación de sus hijos, no para hacer deberes sino para aprender juntos.
Centrándome en las relaciones de profesor y alumno, he de decir que el vínculo entre docente y estudiante es fundamental para que el alumnado se sienta motivado y pueda mejorar su rendimiento académico.
Y es que en mi opinión y basándome en mi experiencia hay muchas cosas que se pueden llevar a cabo para crear un buen vínculo, por ejemplo, que los profesores cuando les hablen a sus alumnos les mire a los ojos. Teniendo paciencia. Siendo honestos, diciéndoles "ahora mismo no te puedo escuchar, aunque me gustaría. En cuanto pueda, te voy a avisar" en vez de intentar atender a varios niños al mismo tiempo y en definitiva, a ninguno. Algo que luego hace sentir mal al alumno, porque se da cuenta de que no le han prestado atención. Manteniendo una actitud de confianza en sus posibilidades, algo que reforzará su motivación interna siendo un impulso para el aprendizaje, y no conseguir un efecto Pigmalión negativo hacia el alumno.
La evolución de los estudiantes va encaminada a la cooperación y comunicación con sus profesores. Fomentar una relación de confianza y seguridad por ambas partes en el proceso de enseñanza-aprendizaje es fundamental para incentivar tanto su conocimiento como las habilidades para afrontar la vida real.
Y es que los docentes desempeñan el papel de orientadores y asesores en la vida de los alumnos de cara a su futuro profesional. En la actualidad, el profesorado también está implicado en el bienestar de sus estudiantes y su éxito laboral.
Desde mi punto de vista, la buena relación de los estudiantes con los docentes está ampliamente relacionada con un mayor rendimiento académico.
El vínculo alumno-profesor es el principal soporte sobre el que se sustenta el conocimiento académico y además ayudará al desarrollo integral de los estudiantes, tanto en el ámbito social y personal como en el profesional. Así mismo, la figura del docente impactará en el aprendizaje de éstos y les permitirá consolidar su confianza, seguridad y esfuerzo.
Si la relación que construye el profesor con sus alumnos está basada en la amenaza, en el premio-castigo, en la presión, se genera un clima de miedo y estrés en el aula en el que los niños y niñas se sienten atemorizados, inseguros y donde el aprendizaje está lejos de ser significativo ni perdurable. En un lugar así, es difícil para un niño tener motivación por aprender. Sin embargo, si el maestro es capaz de crear una relación de respeto y confianza, en la que el niño/a se siente valorado y tenido en cuenta, el aprendizaje se relacionará con mayor motivación y satisfacción.